domingo, 17 de noviembre de 2013

PASTEL VASCO Y MI PASO POR EUSKADI



La semana pasada estuvimos en Euskadi; nos quedaban aún regalos de la boda que había que aprovechar y pasamos unos días estupendos por tierras vascas disfrutando de preciosos paisajes, gente estupenda y una gastronomía rica y variada. Nos hizo unos días estupendos, así que de lo único que me podría quejar... es de los kilitos de más que traje conmigo, jijijiji, pero mereció muuuucho la pena.


Uno de los secretos de que la gastronomía vasca sea tan rica, reside en los productos de primera calidad que habitualmente utilizan; pasando desde la apreciada carne de buey, las excelentes legumbres cómo son las alubias de Tolosa, verduras, buena leche con la que elaboran espectaculares quesos cómo el mas conocido de Idiazabal, la repostería ó ¡cómo no!, el gran pescado que obtienen del cantábrico.


Tengo que reconocer que los pintxos, me perdieron; eso de ver las barras repletas de "pequeños platos", tan elaborados y con producto de tan buena calidad me llamaba mucho la atención, y claro está, entraban por el ojo y ya te picaba la curiosidad de probarlos y adivinar que sabores escondían. Cada año compiten al mejor pintxo, y la verdad no es para menos, algunos platos tradicionales llevados a una rebanada pequeña de pan; otros mas vanguardistas, son una verdadera pequeña obra de arte. Si ya lo acompañamos del llamado zurito, un vinito tinto ó un txacolí, ya se puede ir haciendo ruta que no te aburrirás para nada.

Una vez hicimos ruta por Vitoria-Gateiz, disfrutamos del casco antiguo y las calles de la vanguardista Bilbao, nos dirigimos hacia la costa; San Sebastián era el destino. Bañada por el mar cantábrico, y a tan solo unos pocos kilómetros de Francia, Donosti tiene cierta mágia que enamora. Sus calles, su famosa y hermosa playa de la concha, sus largos paseos, mercados y restaurantes... ¡vaya!, con ganas de volver sin duda.


Importantes y grandes restaurantes se encuentran en esta gran capital guipuzcoana, entre los que están algunos reconocidos con la "estrella michelín", cómo son el Akelarre  y Arkaz  entre otros...
Nosotros no fuimos a ninguno de estos, pero lo cierto, que no es difícil encontrar restaurantes dónde degustar deliciosos platos de gran calidad. 
Aunque fuímos fuera de la temporada de las sidrerías, no dudamos aún así en ir y deleitarnos con el excelente menú que caracteríza a estos locales, comiendo por ejemplo la tortilla de bacalao y también "escarciando" la sidra.


Muchos son los pueblos que visitamos, las fotos que hicimos y bastantes las cosas que probamos, además de ir de compras al mercado y traerme productos típicos, pero entonces mas que un post, esto parecería el "libro gordo de petete", y tampoco os quisiera aburrir tanto, jeje, así que dejo la ocasión para otra entrada.


¡Eso sí!, no me olvido de la receta. Os dejo este pastel de origen vasco-francés, que además de no tener demasiada complicación, está delicioso.


Son diferentes recetas las que se encuentran por internet, variando cantidades y sobretodo rellenos. Yo he optado por esta que saqué de aquí y que realmente me ha dado un resultado que nos ha encantado, lo único que añadí fué la ralladura de limón y la crema la varié.
Aquí os lo explico... 

INGREDIENTES

Para la masa

- 200gr. de harina
- 50gr. de almendra molida
- 1 huevo
- 100gr. de mantequilla pomada
- 100gr. de azúcar glass
- una pizca de sal
- un huevo para el acabado

Para la crema he utilizado la misma receta que utilicé en la coca de San Juan, y que podéis encontrar aquí, aún así, os la pongo de nuevo.

Para la crema 

- 250gr. de leche
- 75gr. de azúcar
- 3 yemas de huevo
- 25 gr. de maizena
- La piel de un limón pequeño
- Y, en este caso, también he aromatizado con una vaina de vainilla 



PREPARACIÓN

Primero prepararemos la crema pastelera. Para ello, batiremos las yemas de huevo junto con el azúcar hasta blanquear.

Una vez lo tenemos, disolvemos la maizena en un poco de leche fría y lo añadimos a la mezcla de yemas y azúcar.

Por otra parte, llevaremos la leche en un cazo a ebullición junto con la piel de limón y la vainilla. Una vez haya roto el hervor, volcar la leche al bol dónde tenemos la mezcla con las yemas, mezclar y volver todo el conjunto al cazo y al fuego. Remover con una espátula de madera hasta que espese. Una vez fuera del fuego, afinar con unas varillas.

Volcar la crema en un plato, poniéndole film para que no haga costra y dejar enfríar.

Para la masa

Mezclar en un bol todos los ingredientes hasta conseguir una bola que no se pegue a las manos. Envolver con film y llevar a la nevera durante una hora.

Poco antes de sacar de la nevera, precalentar el horno a 180ºC


Una vez saquemos de la nevera coger la masa y partirla en dos partes. Con una de ellas forraremos la parte de abajo de un molde (yo cogí de uno desmoldable de bizcocho normal de 20cm, podéis utilizar uno mas bajito).
Rellenar con la crema pastelera (que ya tendremos fría y habremos retirado la piel de limón y la vaina), sin llegar hasta el borde.


Estirar la otra mitad y tapar apretando y sellando bien los bordes.

Pincelar con huevo batido y llevar al horno durante unos 30-40 minutos a 180ºC

Sacar, dejar templar y desmoldar.



Se puede servir tanto tibio cómo frío, de las dos maneras ¡¡está buenísimo!!


¡Que aproveche!

2 comentarios:

  1. Qué maravilla de tarta, y de viaje. Las fotos son preciosas!

    La tarta me la apunto, que tiene que ser una delicia para acompañar el café.

    Besos

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    1. Gracias guapa!! La verdad es q es una delicia! Espero q te guste! Un abrazo!! ;-)

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